A medida que las relaciones gerenciales se vuelven más colaborativas y los lugares de trabajo se centran más en la creación de culturas positivas, las personalidades
profesionales se vuelven cada vez más importantes. Las que siempre fracasa
Siete personalidades profesionales que nunca triunfan en el trabajo y sus signos reveladores (Shutterstock)
Determinar cuál es tu personalidad profesional y encasillarte en un tipo en particular no es una tarea fácil. Y sin saberlo, podrías estar promocionando una
personalidad que no es propicia para el éxito empresarial. Sin embargo, estas personalidades no son permanentes. Con una mayor conciencia de sí mismo, cualquier mal hábito en la esfera profesional se puede cambiar.
A diferencia de las habilidades duras, que son habilidades mensurables y enseñables que a menudo requieren capacitación y conocimientos específicos para usar,
las habilidades blandas son difíciles de definir. A menudo se refieren a la personalidad y las formas de interactuar con otros.
Estas habilidades a menudo pueden significar la diferencia entre hacer un trabajo de manera competente y llegar a la cima.
Las habilidades blandas son habilidades transferibles que son importantes sin importar cuál sea su trabajo o industria. De hecho,
una encuesta del Wall Street Journal encontró que el 92% de los ejecutivos dijo que las habilidades blandas eran igualmente importantes o más importantes que las técnicas. Todo lo que no hay que ser: las siete personalidades profesionales que nunca triunfan en el trabajo y sus signos reveladores
1. El chismoso
Estas personalidades pasan la mayor parte de su tiempo hablando sobre la política de la oficina en lugar de involucrarse activamente en su trabajo (Shutterstock)
Los chismosos buscan constantemente información sobre la vida personal y profesional de sus colegas, y luego la comparten con el resto de los trabajadores. Estas personalidades pasan la mayor parte de su tiempo hablando sobre la política de la oficina en lugar de involucrarse activamente en su trabajo, y tienden a tener una reputación menos que profesional. Los miembros de su equipo luchan por confiar en esta persona y su visión a menudo escéptica del lugar de trabajo, y pueden
verse tentados a asociarse con ellos o promocionarlos.
2. El que “ni pincha, ni corta”
Tienden a luchar con la gestión de prioridades, lo que a menudo hace que se retrasen
Tienen problemas para decir que no a nuevas tareas, a malas ideas y a los compañeros de trabajo irrespetuosos. Si bien su tendencia a abstenerse de la opinión puede
enmascararse como amabilidad, su falta de aporte es inherentemente perjudicial para su equipo por varias razones. Tienden a luchar con la gestión de prioridades, lo que a menudo hace que se retrasen. No son un conjunto funcional de segundos ojos, o un compañero sólido.
3. El “palo en la rueda”
Les gustan los procesos a los que están acostumbrados y trabajan activamente para mantenerlos en su lugar, a menudo a costa del progreso (Shutterstock)
Al contrario del anterior, este tipo de personalidad es resistente a las ideas de los demás. Les gustan los procesos a los que están acostumbrados y trabajan activamente
para mantenerlos en su lugar, a menudo a costa del progreso. Pasan mucho tiempo aplicando pautas y les cuesta confiar en los miembros de su equipo, evitando que produzcan el mejor trabajo posible.
4. La víctima
Piensan que las reglas no se aplican a ellos y generalmente pierden la confianza de su equipo, rápidamente (Shutterstock)
Para ellos, absolutamente nada de lo que sucede en el ámbito profesional es su culpa. Les resulta difícil asumir la responsabilidad por plazos vencidos o errores profesionales,
y tienen la mala costumbre de echar la culpa a los demás. Piensan que las reglas no se aplican a ellos y generalmente pierden la confianza de su equipo, rápidamente.
5. Los sabelotodos
Si algo sale mal, es porque el equipo no se apegó a su plan. Y si algo se hace bien, es por su genialidad (Shutterstock)
Los smartypants piensan que son la persona más inteligente de la sala. Para ellos, todo se hace a su manera. Si algo sale mal, es porque el equipo no se apegó a su plan. Y si algo se hace bien, es
por su genialidad. Los sabelotodos se apresuran a descartar a otros y pueden actuar con arrogancia en reuniones y relaciones interpersonales, lo que les dificulta ganarse la confianza de los demás o implementar sus
brillantes ideas. Pero tienden a no darse cuenta de eso; se ven encantadores y usan ese encanto para disculpar su condescendencia.
6. El temperamental
El temperamental manifiesta sus emociones a través de berrinches, gritos o lágrimas (Shutterstock)
Podría tener sesenta años y aún no entender cómo controlar su temperamento. Esta persona es propensa a comportamientos volátiles en la oficina cuando algo no sale bien, y les resulta difícil administrar adecuadamente las relaciones de la oficina con quienes los rodean. El temperamental manifiesta sus emociones a través de berrinches, gritos o
lágrimas. Como gerente, gobierna con terror, a menudo deteniendo lo mejor de su equipo.
7. El político
Son propensos a reclamar crédito por ideas que no son suyas, repiten información en las reuniones para verse bien frente a las partes interesadas, se empecinan por
arruinar la reputación de los demás sin problema y se niegan a ayudarlos (Shutterstock)
Si bien la ambición (y un plan para manifestar esa ambición) es importante para cualquier carrera, el “político” lleva esta ambición más allá. Para ellos, la totalidad de su
trabajo se basa en escalar a la cima, y lo harán por cualquier medio necesario. Son propensos a reclamar crédito por ideas que no son suyas, repiten información en las reuniones para verse bien frente a las partes interesadas, se empecinan por arruinar la reputación de los demás sin problema y se niegan a ayudarlos.