A pesar de que muchos países de todo el
mundo han restringido, desfinanciado o incluso prohibido este tipo de prácticas
que son éticamente difíciles de entender, Japón ha levantado oficialmente este
veto y permite que no solo se trasplanten embriones híbridos en animales, sino
que también se puedan llevar a término.
Como investigador principal de células
madre en la Universidad de Tokio y la Universidad de Stanford, el biólogo
Hiromitsu Nakauchi ha ido de un país a otro, persiguiendo su sueño de un día
cultivar órganos humanos personalizados en animales como ovejas o cerdos.
Y finalmente tiene la aprobación para
hacerlo por primera vez, pero espera ir poco a poco para conseguir resultados
factibles, sobre todo cuando necesita la comprensión pública y su confianza
para demostrarles que los resultados pueden llegar a ser necesarios para
nuestra salud.
Con más de 116.000 pacientes en
la lista de espera de trasplantes solo en Estados Unidos, Nakauchi espera que
su idea pueda transformar vidas, pero los resultados tardarán en llegar: “No esperamos crear órganos humanos
inmediatamente, pero esto nos permite avanzar en nuestra investigación basada
en el know-how que hemos adquirido hasta este punto”, apunta Nakauchi
en The Asahi Shimbun.
Los experimentos comenzarán
inyectando células madre pluripotentes inducidas por humanos en embriones de
ratas y ratones, los cuales habrán sido manipulados genéticamente para que no
puedan hacer páncreas. La idea es que el embrión roedor utilice las células
humanas para construirse un páncreas, y durante dos años, el equipo planea ver
cómo estos roedores se desarrollan y crecen, monitoreando cuidadosamente sus
órganos y cerebros en el proceso. Una vez lo consigan, pasarán a hacerlo con
cerdos.
Mientras Nakauchi y su equipo
están tratando de dirigir este tratamiento solo a la creación de un páncreas,
si detectan que más del 30% de los cerebros de roedores son humanos,
suspenderán el experimento.
Estas son parte de las condiciones del gobierno para evitar que un animal “humanizado” pudiera llegar a existir. Pero Nakuchi no cree que pueda llegar a suceder, ya que en 2018 hicieron un embrión humano-oveja, y aunque fue destruido al mes, solo una de cada 10.000 células era humana: “Estamos tratando de asegurar que las células humanas contribuyan sólo a la generación de ciertos órganos”, explicó Nakauchi.
Fuente: quo.es