En el Paso, Texas, falleció un hombre de 72 años luego de emborracharse para celebrar que recibió la segunda dosis de vacuna contra el COVID-19. El hombre tenía antecedentes de que le gustaban las bebidas alcohólicas, sin embargo, no le comentaron sobre los peligros de consumir bebidas de este tipo mientras estaba en proceso de inmunización.
Sheena Cruickshank, profesora e inmunóloga de la Universidad de Manchester, explicó en una entrevista para el HuffPost que, para que haya una buena respuesta a la vacuna, el sistema inmunológico tiene que funcionar al máximo.
“Cuando se
bebe alcohol la noche anterior o pocos días después, el sistema inmunológico no
funciona al 100%, algo que no ayuda en conseguir el objetivo final de la
vacunación”, explicó.
La doctora Ronx Ikharia, especialista en medicina de emergencia, hizo un experimento en el que se tomó una muestra de sangre antes y después de beber tres vasos de vino, con lo que logró comprobar que se reducían a la mitad los niveles de linfocitos blancos en la sangre, células que luchan contra los virus que entran en el organismo. Por tanto, esta investigación también comprobó que el alcohol reducía la inmunidad.
Por su
parte, Anna Popova, una de las autoridades sanitarias más respetadas en Rusia,
también recomendó a la población no beber alcohol mientras había sido vacunado
y cifró el tiempo de abstinencia, que debía ser de, al menos, dos semanas antes
de recibir la primera dosis de la vacuna, continuando durante otros 42 días
más. Alexander Gintsburg, creador de la
vacuna Sputnik, rebajó este periodo de tiempo a tres días antes y después de
recibir las dos dosis.