Foto: Webconsultas
Un estudio reveló que el 53% de los casos de
COVID-19 que ingresaron desde marzo en el hospital de Mataró tiene disfagia.
El equipo de Pere Clavé, que lidera esta unidad
especializada en los trastornos de la deglución afirmó: “Más de la mitad tiene
disfagia, el 75% sufre riesgo nutricional, el 27% llega al hospital con signos
de malnutrición. No parecería muy extraño, es algo que ocurre en muchos de
nuestros pacientes que ingresan por múltiples motivos”, señala Clavé diciendo
también que el coronavirus envejece a los afectados graves.
Disfagia es la dificultad para tragar, significa que el proceso de mover los alimentos o los líquidos de la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo. La disfagia también puede estar asociada a dolor. En algunos casos, puede ser imposible tragar.
“Si se confirma lo que estamos viendo, propondremos
a la Organización Mundial de la Salud que lo considere uno de los síntomas de
la Covid, como pasó con los estudios iniciales sobre la pérdida de olfato y de
gusto”, indica el investigador.
El coronavirus se introduce y se asienta
especialmente en las células nerviosas de la nariz y la garganta. De ahí uno de
los síntomas reconocidos, la pérdida de sabor y olfato. “La deglución es una
tarea compleja y necesita que todo esté muy a punto: si el virus se sirve de
esas células nerviosas es fácil que la sensibilidad faríngea esté afectada”,
indica Calvé.
La Covid causa además insuficiencia respiratoria, lo que supone un déficit en la deglución, y una generalizada debilidad muscular, lo que acrecienta las posibilidades de que sea difícil tragar sin atragantarse, ni que los alimentos o la bebida acaben en los pulmones. Y como colofón, una parte de los pacientes graves necesita respirador y pasar por la UCI.
“Nos ha llamado la atención la pérdida de peso; es
general en todos los afectados que vemos. Una parte de los enfermos nos llegó
ya con malnutrición, creemos que porque se habían pasado una semana en casa con
la enfermedad hasta que ingresaron en el hospital por lo problemas respiratorios.
Y cuesta mucho recuperarse de la malnutrición.
Por eso creemos que la evaluación a los seis meses
nos dará una visión más exacta de lo importante que es la disfagia como
síntoma, para empezar a actuar antes de que dé la cara esta secuela”, indica el
experto.
Información: LaVanguardia