Las tortugas marinas llevan más de cien
millones de años nadando en los océanos, pero de las siete especies que
existen, seis están amenazadas y tres de ellas de forma crítica. Una de las
causas son las enfermedades emergentes, cuyo efecto se ve aumentado por la
globalización, la dispersión de especies invasoras portadoras de patógenos, y
por el cambio climático. Un estudio internacional liderado por investigadores
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ha descrito una nueva
enfermedad emergente causada por un hongo que afecta a embriones de tortugas
marinas.
“La descripción de esta enfermedad emergente
en tortugas marinas (STEF, Sea Turtle Egg Fusariosis) alerta sobre la necesidad
de controlar esta patología en el diseño de planes conservación de estas
especies amenazadas, alguna de las cuales están en peligro crítico de extinción
en regiones biogeográficas concretas como el Pacifico”, señala Javier Diéguez-Uribeondo,
científico del Real Jardín Botánico (CSIC) el investigador principal del
estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista PLOS Pathogens.
Las primeras mortalidades masivas en
anidaciones de tortugas marinas fueron detectadas en Cabo Verde en 2010 por
Diéguez-Uribeondo y Adolfo Marco, también investigador del CSIC. “Posteriores estudios de los microrganismos
aislados de estas áreas afectadas permitieron conocer las especies patógenas
involucradas. Las dos pertenecen al género Fusarium y se han detectado en todas
las especies de tortugas marinas, y áreas de anidación estudiadas: Australia,
Cabo Verde, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Estados Unidos, Gabón, o
Islas Ascensión”, indica Diéguez-Uribeondo.
Los científicos alertan sobre la
necesidad de aumentar el conocimiento sobre la biología y diversidad genética
de estos patógenos. El estudio lo han realizado investigadores del laboratorio
de hongos patógenos emergentes del Real Jardín Botánico (CSIC) en colaboración
con investigadores de las Universidades de Pennsylvania y California y el
Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). La investigación ha sido
posible gracias al trabajo con las colecciones de cultivos de patógenos del
género Fusarium del Real Jardín Botánico. Este centro de investigación posee
colecciones de hongos relacionados con el declive de la biodiversidad con un
total de más de 3.000 ejemplares y secuencias de ADN para el estudio de
enfermedades emergentes en especies amenazadas.
Quo.es