Las
autoridades chinas están aplicando pruebas de coronavirus a millones de
personas, imponiendo confinamientos después que se descubrieron múltiples
contagios de la enfermedad en tres ciudades de todo el país la semana pasada.
A medida que bajan las temperaturas en el hemisferio norte, las autoridades chinas están adoptando medidas a gran escala en las ciudades de Tianjin, Shanghái y Manzhouli, a pesar del bajo número de casos nuevos en comparación con países que están experimentando nuevas oleadas de infecciones, como en el caso de Estados Unidos.
Los
recientes brotes han demostrado que todavía existe el riesgo de que el virus
regrese a China, a pesar de estar ampliamente controlado dentro del país.
China ha
registrado un total de 86.442 casos y 4.634 muertes desde que el virus se
detectó por primera vez en la ciudad central china de Wuhan a fines del año
pasado.
Los dos últimos casos confirmados en Shanghái fueron contactos cercanos de otro trabajador del aeropuerto que fue diagnosticado con coronavirus a principios de noviembre.
El aeropuerto internacional Pudong de la ciudad decidió hacer pruebas a sus trabajadores, recolectando 17.719 muestras. Los planes exigen realizar pruebas a otros en las comunidades circundantes si se detectan más casos.